El
Maestro nos enseña que debemos amar a Dios con todo nuestro ser. Cada elemento
de nuestro ser debe amarle, y debemos preferir complacer y agradarle a Él sobre
todas las cosas. Debemos amarle con todas nuestras fuerzas.
Si
vamos a declarar los principios de la Palabra de Dios como la base de nuestra
creencia, no es suficiente que los sepamos. Tenemos que vivir de acuerdo a
ellos. Si Jesús nos enseña a amar a Dios sobre todas las cosas, eso es lo que
tenemos que hacer. Dios y Su reino tienen que venir primero.
Siempre debemos recordar que no somos perfectos.
Vamos a cometer errores. Pero, la realidad, es que si vamos a tener un efecto
sobre nuestro mundo, tenemos que disciplinarnos a vivir lo que decimos creer.
Si la base de nuestra creencia es que Dios viene ante de todo, eso es lo que se
tiene que ver en nuestra vida.