El CDV, sus Centros De Acción, Intino, Club Infantil
y hogares que lo componen son medios para llevar a cabo la Gran Comisión (ganar
almas y discipularlas).
Hasta la
fecha, lo único que hemos logrado hacer es memorizar el concepto. Todo miembro
del CDV sabe que su deber es traer una visita, y cuando recibe a Jesús;
discipularla. Esto es bueno. Lo malo, es que saber de memoria nuestro deber, no
ayuda para nada. De hecho, nos perjudica, pues, si sabemos hacer el bien y no
lo hacemos, pecamos.
El Maestro
no encargó la Gran Comisión a Pedro, Jacobo y Juan. No la encargó a los
apóstoles. La encargó a Su Iglesia. Él
mismo no intentó llevarla a cabo, sino que preparó a un equipo de personas para
realizar el trabajo. ¡Ese equipo somos nosotros! No el pastor, líderes,
consejeros militares, instructores…¡sino todos!
Anhelo ver
el día cuando el ministerio primordial del CDV sea el discipular. Sueño llegar
al momento cuando cada miembro, desde el más grande hasta el más pequeño, está
dedicado a invertir su tiempo y energía en la vida de un discípulo, con el puro
fin de agradar a Dios y engrandecer Su Reino. Me desespero por ver a un CDV en
el cual todos los ministerios son considerados medios por las cuales llevamos a
término la misión que nos ha sido encomendada de discipular a todas las
naciones.
Amados
hermanos, déjenme decirles que cuando esto suceda, el CDV experimentará un
crecimiento cual nunca ha conocido en su historia. Veremos a Dios moverse en
nuestro medio como nunca antes. ¿Por qué? Porque estaremos buscando Su
voluntad, Su corazón, Su placer y no el nuestro. Para que el CDV sea una
Iglesia conforme al corazón de Dios, requiere que trabajemos en equipo con Él.