Lamento
decirlo, pero hay días en los cuales gana el dragón. Tú y yo pecamos. Caemos.
Cometemos errores. No hay que negar, justificar o intentar esconder esta
realidad. Es un hecho. 1 Juan 1:8 nos señala que “si decimos que no tenemos
pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.”
Nuestra constante batalla es en contra del mal que hay en nosotros. La batalla
del espíritu contra la carne.
Como
Guardianes del Corpus Unum tenemos que reconocer la gravedad del pecado, por
pequeño que sea. Si una persona se roba un centavo, ha quebrado la ley de Dios,
convertiéndose en ladrón. Desde ese momento, se encuentra en necesidad de un
salvador. Si no se arrepiente, pide perdón a Dios, y acepta a Jesús como
Salvador, esta persona irá al infierno por haberse robado ¡un solo centavo!
Minimizar la gravedad del pecado es un error colosal que muchos cometemos. No
hay pecado que no sea grave. No hay pecado que Dios no odie.
En
nuestros estudios de este mes de Marzo, vamos a ver los pasos que debemos dar
cuando hemos caído en pecado. Son: (1) Mostrar verdadero arrepentimiento, (2)
confesar nuestro error, (3) buscar restauración y (4) mantenernos libres.
Aunque
es cierto que hay días en que gana el dragón; en la vida de cada Guardián, esos
días deben ser menos frecuentes. Hermanos, tenemos todo lo que necesitamos para
vencer. Tenemos un Dios misericordioso que nos ama y nos honra con Su presencia
y poder. Tenemos una Iglesia que ama a Dios y Su obra. Tenemos líderes quienes
nos guían en la misión, dándonos el ejemplo que debemos seguir. Tenemos las
cuatro armas espirituales y una visión increíble. Y todo esto…me hace gritar,
“¡Aleyupi!”