TEMA DEL MES
noviembre 01, 2018
CE - 1 Corintios 9:16
“Pues si anuncio el evangelio,
no tengo porqué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y ¡hay de mí si no
anunciare el evangelio ¡
En su camino a Damasco una luz del cielo rodeo
a Saulo de Tarso, y cayendo a tierra oyó una voz del cielo que decía: Saulo,
Saulo ¿Por qué me persigues? Y él dijo ¿Quién eres Señor? Y le dijo “Yo soy
Jesús a quien tu persigues” entonces él temblando y temeroso, dijo ¿Señor que
quieres que yo haga? y el Señor le dijo: levántate y entra a la ciudad, y se te
dirá lo que debes hacer.
En Damasco había un hombre llamado Ananías, a
quien el Señor se le apareció en visión y le encomendó a ir donde se encontraba
Saulo, entonces Ananías le cuenta al Señor la mala fama que tenía este hombre,
que era un hombre despiadado y que había hecho muchos males a los santos en
Jerusalén. Entonces Jesús le muestra a Ananías cual sería la misión que tendría
este hombre y le dice “ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar
mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes y de los hijos de Israel.”
Esta era la misión que tenía Saulo, quien más
tarde fue conocido como el Apóstol Pablo. Ante esta misión encomendada, él
entendía que no había razón alguna del porque gloriarse o sentirse orgulloso,
Pablo entendía que el evangelio en primer lugar no era suyo, no era algo que
había sido concebido en su mente, ni algo que en un momento de brillantes lo
había obtenido. Era el evangelio de Dios, él lo diseño de una forma perfecta y
extraordinaria, él desplegó su sabiduría, justicia, gracia y amor al concebirlo.
En segundo lugar, Pablo entendía que el talento
y la habilidad para comunicar el evangelio tampoco venían de él, sino que tenía
su origen en Dios. nosotros debemos pensar lo mismo, Es él quien da inspiración
al poeta, fuerza al agricultor, conocimiento al maestro, ingenio al inventor,
ternura a los de Educación especial, compasión a la enfermera, belleza al
pintor, melodías al músico, etc. Solo Dios puede hacerlo, nada es innato en uno
mismo, Él es la fuente de donde fluyen los dones y talentos en la vida del
hombre.
En el texto también observamos que la razón por
la cual el Apóstol Pablo comunicaba el evangelio hacia las demás personas era
como él lo dice “porque me es impuesta necesidad” el había recibido una tarea
que el Señor mismo le había encomendado, ¿Cómo responder ante ello? simplemente
con obediencia inmediata.
Esto realmente me llama mucho la atención ya
que Pablo veía la obediencia muy diferente a como la vemos muchos de nosotros.
Dios le encomendaba algo y el estaba resuelto a cumplirlo de forma inmediata,
con el corazón y aún a costa de su propia vida. Dios nos encomienda algo a
nosotros en su palabra y muchos de nosotros primero la estudiamos, luego la
analizamos, luego la debatimos y una vez que comprobamos que es verdad lo que
ella dice, la obedecemos a medias en el tiempo libre que tenemos, que casi siempre
es escaso.
¿ y qué pasaba si Pablo no lo hacía? Él lo
expresa con estas palabras “¡hay de mí si no anunciare el evangelio¡ Pablo
entendía con claridad que si era desobediente al mandato divino se exponía a la
ira de Dios y a sus consecuencias. ¡hay de mi¡ es una expresión de angustia y
lamento es como decir ¡pobre o miserable de mí, si hago caso omiso a sus
palabras¡
Waooo ¿realmente vemos así la desobediencia?
Muchos de nosotros preferimos pensar en dios como un anciano amoroso e
indulgente que tolera toda nuestra desobediencia. Dios no es así, él es el Rey
de Reyes y Señor de señores, y como tal merece todo de nosotros.
Un misionero dedicado es humilde, obediente y
temeroso a Dios. Pablo lo fue, nosotros también debemos de actuar de ese modo.
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