No cabe
duda que el vestir es asunto de gran importancia para quienes están enamorados.
Tanto que se preocupan para ver si su atuendo combina, les queda bien y realza
el color de sus ojos. No es incomún que se pongan de acuerdo, combinando el
vestir de ambos, antes de salir a una cita. Ay, ¡qué lindos!
¿No creen que si estoy enamorado de mi
Señor, deseando complacerle en todo, que mi vestir va incluido? Colosenses 3:23
dice, “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para
los hombres.” Seguramente, esto también incluye mi vestir.
En este mes vamos a tocar el tema: El Vestir
Del Cristiano. No hablaremos de vestidos descotados, minifaldas, pantalones a
media cadera ni nada así. Esas cosas no tienen nada que ver con el vestir del
cristiano. Mas bien hablaremos, como dice el apóstol Pedro, no de lo “externo
de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el
interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y
apacible, que es de grande estima delante de Dios.“ (1 Pedro 3:3-4)
Repito: Siento que si estamos bien vestidos
por dentro, lo estaremos por fuera también. Tal vez nuestro vestir no esté a la
moda. Tal vez no complace al mundo. Realmente, no debiera importarnos. Con tal
de que nuestro Señor apruebe nuestro atavío, estamos bien. De todas maneras, es
a Él a quien deseamos agradar. ¿No es así?