Un maestro que daba una enseñanza bíblica a unos niños les había leído la historia del rico y Lázaro (Lucas 16). El rico había vivido en la opulencia sin preocuparse por su alma, en cambio el pobre había vivido en comunión con Dios. Cuando murieron, el pobre se fue a la felicidad del cielo y el rico a los tormentos. Luego de un breve comentario, el maestro preguntó a sus pequeños oyentes: –Niños, ¿quién quisieran ser ustedes: el rico o Lázaro? Un chico contestó: –Quisiera ser el rico durante mi vida y Lázaro después de la muerte.En su ingenuidad, el niño expresó el pensamiento de muchas personas: –Comamos y bebamos, divirtámonos en la tierra y que Dios nos reciba en el paraíso lo más tarde posible. Pero no conviene calcular así, pues “Dios no puede ser burlado, ya que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7).
Una vida sin Dios sólo puede conducir a una eternidad lejos de Dios. Pero, “he aquí el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).
le animamos a que visite un Centro De Acción esta semana para conocer más de esta historia bíblica.
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