Por la mayor parte, nuestro servicio en el reino de Dios será uno sin reconocimiento y recompensa pública. Quienes ocupan puestos dentro del reino de Dios con el fin de obtener reconocimiento o recompensa, no deben estar donde están, pues, deben servir por amor a Dios y el prójimo. Deben servir porque es lo correcto, y no porque desean ser reconocidos o recompensados. Qué dichoso el que está a cargo de líderes de Centros De Acción, oficiales de Intino, o instructores de Club Infantil. Qué privilegiado el que dirige al grupo de alabanza, teniendo la dicha de estar al frente de la congregación, o el pastor que imparte la Palabra a toda la Iglesia. Pero, ninguno de ellos, es superior al que se dedica a discípular al nuevo creyente que Jesús carga en sus brazos. Y si los que tienen puestos de autoridad en la Iglesia, no atienden también a ese, no debieran estar al frente.
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