Hablando de Jesús, Dios Padre dijo, “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. Una de las maneras en que podemos saber dónde estamos en este asunto de ser conformes al corazón de Dios, es comparándonos con Él. Si Jesús, quien es Dios, pudo humillarse, ¿quiénes somos nosotros para tomar nuestras actitudes arrogantes, creyéndonos superiores a los demás?
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