Lucas 4:18 dice, “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha
ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los
ciegos; a poner en libertad a los oprimidos.”
No debe sorprendernos que gran
parte de nuestro servicio al Señor sea el de seguir el ejemplo del siervo que
participó en rescatarnos de nuestra ceguera espiritual, librándonos del
cautiverio y la opresión de Satanás, el mundo y el pecado. Lo que debiera
sorprendernos es: Haber obtenido libertad de todas estas cosas, y no estar
dispuestos a servir al Señor, compartiendo libertad a otros
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