Cuando aceptamos a Jesús como Salvador,
Él nos libró espiritualmente, proveyéndo para nosotros la oportunidad de servir
al Reino. Y si vamos a servir, tendremos que hacerlo espiritualmente, pues, es
la única parte de nosotros que está libre.
Salmos 119:45 dice, “Y andaré en
libertad, porque busqué tus mandamientos”.
(1) No podemos servir si no somos
libres. Dios ha dado al CDV una visión, armas espirituales y todo lo necesario
para servirle. Pero, ¿de qué nos sirve, si insistimos en estar encadenados,
presos, o atados a las cosas de este mundo? Si no estamos libres para servir,
evangelizar y discipular, ¿de qué nos sirve tener S.E.D?
(2) Debemos andar en libertad. Nuestro
espíritu es lo que nos permite hacer esto. Satanás, el mundo y el pecado tienen
demasiada influencia sobre nuestra naturaleza carnal. Si intentamos hacer las
cosas carnalmente, no podremos, porque nuestra naturaleza carnal está vendida
al pecado. Obviamente, tendremos que hacer uso de nuestro cuerpo físico, pero
quien debe estar conduciendo es nuestra naturaleza espiritual, no la carnal. La
espiritual es la única que está completamente libre de la influencia del
enemigo, para poder servir correctamente.
(3) Libertad requiere obediencia. Nunca
seremos libres de Satanás, el mundo y el pecado si no vamos a ser obedientes a
la Palabra de Dios. No podemos servir a Dios y Su Reino, si no podemos
obedecerle cuando nos ordena hacer algo. No podemos avanzar Su agenda,
exclavizados a la agenda del enemigo.
No argumentamos el hecho de que tenemos
que estudiar, trabajar y cuidar de nuestras familias. Dios exige que hagamos
esas cosas. Pero, ninguna de estas cosas vienen antes de nuestro Dios, y ninguna
de ellas debieran detenernos de servirle. Mucho menos el deporte, telenovelas,
noviazgos, cumpleaños y otras cosas semejantes.
Como siervos del Señor, debemos servir.
La única manera para lograrlo es por medio de andar en libertad. No andamos en
libertad, si seguimos al mundo.
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