Job
31:23 dice, “Porque temí el castigo de Dios, contra cuya majestad yo no tendría
poder.”
Por potente que fuera la entidad, el ejército, la nación, el hombre, o
la combinación de todos estos elementos, no le llegan al poder de Dios. ¿Con
qué llevaremos a cabo la voluntad de Dios aquí en la tierra? Con Su poder. Y
fuera de Él, no hay quien pueda detenernos.
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