Juan 10:18 dice, “Nadie me la
quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo
poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”
Cuando estoy
con los del Club Infantil, me encanta jugar al pulso con ellos. Nos sentamos,
nos agarramos de las manos, y ¡comienza la competencia! Yo hago como si
estuviera echándole todas mis fuerzas, y después de ver que se está dando por
vencido, dejo que me gane, para ver la sonrisa (de oreja a oreja), en su
rostro. ¿Me venció mi compañerito? No. Me dejé vencer para obtener el resultado
deseado: ¡Esa sonrisa! La muerte no venció a nuestro Señor. Él es la esencia
del poder. Él puso Su vida para obtener un resultado: Nuestra salvación. Te
adoramos Señor…por Tu poder.
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