Todos
los que tenemos a Jesús en nuestro corazón, hemos pasado momentos muy
especiales, cercanos a Él: El día de nuestra conversión, momentos en los cuales
nos libró de una tragedia, servicios de celebración en los cuales era palpable
Su presencia.
Lamentaciones
3:22-23 dice, “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque
nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu
fidelidad.”
(1)
Si es que estamos aún aquí, peleando la batalla, es por Su misericordia. Al
venir a la Casa de Dios los domingos, no tenemos de qué jactarnos. Es cierto
que formamos parte en el esquema de la vida, pero, aún eso se debe a la
misericordia de nuestro Dios. Como discípulos de Jesús entendemos que Dios ha
sido misericordioso con nosotros en la salvación y que sigue siendo
misericordioso cada día. Como escribe el apóstol Pablo en Gálatas 6:14…lejos
sea de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el
mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
(2)
Por mal que hemos peleado, mañana es un nuevo día. Todos hemos expresado el
hecho de que dados la oportunidad de hacer las cosas de nuevo, las haríamos de
manera diferente. Aún los mas entregados sabemos que podríamos hacer las cosas
un poco mejor. ¿Cuántas veces no hemos pasado al altar para doblar rodilla,
suplicándole a Dios darnos otra oportunidad? Es es lo bueno de nuestro Dios. Si
realmente estamos arrepentidos; si nuestro deseo de servirle es realmente
genuino; Dios nos dará la oportunidado. ¿Por qué? ¡Porque es misericordioso!
Si
eres mi hermano en la fe, el meditar en la misericordia de Dios nos motivará
servirle de manera más digna y diligente.
Si
no has aceptado a Jesús en tu corazón, entiende que hoy Dios ha sido sumamente
misericordioso contigo, presentándote otra oportunidad de ser salvo.
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