“Bendijo
entonces Esdras a Jehová,
Dios grande. Y todo el pueblo respondió:
¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron
y adoraron a Jehová
inclinados a tierra.”
Nehemías
al preguntar a Hananí sobre la situación en la que se encontraba su pueblo, se
enteró de que los Judíos que habían quedado en Jerusalén tenían grandes
dificultades y vivían en desgracia, que la muralla de Jerusalén fue derribada y
que sus puertas fueron consumidas por el fuego, al escuchar esto inmediatamente
Nehemías busco la ayuda de Dios. ¿a quien acudes tu, cuando tienes alguna
dificultad? Nehemías acudió a Dios y saben Dios tan amoroso no tardo en
responder y utilizó al Rey Artajerjes quien envió a Nehemías y le dio su apoyo
en la reconstrucción de los muros en Jerusalén.
Después
de la reconstrucción del muro, el pueblo estaba bien organizado, bien defendido
y bien gobernado, sin embargo algo faltaba. Saben uno puede tener un buen
hogar, un buen trabajo y una buena posición en la sociedad, sin embargo estas
cosas no pueden llenar el vacío que cada ser humano tiene en su corazón.
Alguien dijo “dentro del corazón humano hay un vacío infinito que solo un ser
infinito puede llenar y ese es Dios” Los Judíos estaban en una buena posición
sin embargo había un vacío espiritual tremendo en la vida de la gente.
Al
experimentar esto los Judíos, se acercaron a Esdras y le pidieron que trajera
el libro de la ley de Moisés, en otras palabras la Biblia, Esdras trajo el
libro y comenzó a leer delante de todo el pueblo, el pueblo muy atento escucho
la voz de Dios. Así comienza un avivamiento, cuando un pueblo levanta en alto
la Palabra de Dios.
Al
ver como Dios tocaba los corazones de la gente, Esdras bendice el nombre de
nuestro Dios y el pueblo responde ¡amén¡ ¡amén¡ así sea y de pronto alzan sus
manos, se humillan y adoran a Jehová inclinados a tierra.
En
el contexto vemos como el pueblo de Dios al escuchar la palabra de Dios se
entristeció y lloró por su pecado, se arrepintió y confeso su maldad, he hizo
un pacto con Dios de guardar y cumplir todos los mandamientos, decretos y
estatutos que Jehová su Dios les había dado.
Que
maravilloso, Esto es lo que podríamos llamar una adoración genuina. Muchos
creen que adorar al Señor es simplemente cantar canciones lentas con una voz
melodiosa , saben puede haber a adoración sin palabras, la verdadera adoración
comienza cuando nos examinamos en el espejo de la palabra de Dios y de pronto
su santidad es contrastada con nuestro pecado, esto lleva a inclinarnos delante
de su presencia y exclamar “Dios mio ten misericordia de tu siervo y ayúdame a
vivir una vida que de gloria y honra a tu nombre”
Dios
nos ayude en este día a adorar con nuestras palabras y acciones a nuestro amado
y sabio Dios.
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