“Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad
a Jehová en la
hermosura de la santidad.”
¿Qué
es adorar a Dios? la palabra adorar significa literalmente “inclinarse o
agacharse” básicamente podríamos decir que es el acto de inclinarse en
homenaje, reconocimiento y sumisión de una autoridad.
En
este texto vemos 3 aspectos importantes en cuanto a nuestra adoración a Dios.
En
primer lugar vemos el agente de nuestra adoración: el texto dice “dad a Jehová
la gloria…adorad a Jehová”, nosotros no adoramos una iglesia, no adoramos una
denominación, no adoramos un ministerio, no adoramos una imagen, no adoramos un
líder, adoramos únicamente a Dios. El creador del universo, el sustentador de
la vida, el Rey de reyes y Señor de señores. Él es nuestro amo nosotros somos
sus siervos, Él es nuestro Padre nosotros somos sus hijos, Él es nuestro Rey
nosotros somos sus súbditos, Él es nuestro Hacedor, nosotros somos sus
criaturas. Él y solamente Él merece toda gloria, honra y adoración por siempre.
En
segundo lugar vemos la razón de nuestra adoración, el texto dice “debida a su
nombre” debemos de adorar a nuestro Dios por el nombre que el posee, ya que su
nombre refleja bien lo que él es ¿Qué significa Jehová? Un diccionario bíblico
lo define de la siguiente manera: la palabra Jehová se ha traducido como “el
que es” haciendo referencia a la autoridad y autonomía del ser de Dios, o el
que “da el ser” aludiendo a su calidad de creador. Pero más exactamente debe
entenderse como “El que está presente” que coincide mejor con la idea bíblica
del Dios vivo, que se manifiesta sensiblemente cómo y cuando lo desea.
Hay
una canción de la Ibi que lleva como título “nombre sobre todo”, es un canción
hermosa que magnifica el nombre de nuestro Dios y dice lo siguiente “Alfa,
Omega, Él que era, es y quien vendrá, quien vive y reina, Y el cielo adora sin
cesar. Tu nombre y gloria es la canción, Que rodea el trono hoy. sus ojos como
fuego y su rostro brilla como el sol, su voz es poderosa, ruge como las olas del
mar. Y al mirarte cae todo ser ante tu gran majestad. Con tu sangre has
comprado gente de toda lengua y nación, toda rodilla a ti se doblará y toda
lengua te confesará: “¡Señor!” Has vencido la muerte y la maldad y en victoria
reinarás por siempre. Santo, Santo, Todopoderoso Digno es Él de adoración, Al
Cordero que crucificado fue sea la gloria, Su nombre sobre todo es.
En
tercer lugar vemos la forma de nuestra adoración. El texto dice “en la
hermosura de la santidad” Nuestra adoración no puede ser superficial,
desagradable ni pecaminosa. Cada vez que vayamos a él debemos ir con un corazón
limpio y puro, un corazón que agrada a Dios. ¿y que podemos hacer si hemos
pecado y ofendido a nuestro creador? pues debemos confesar nuestros pecados e
ir delante de él con un corazón arrepentido. No hay razón por la cual ninguno
de nosotros no pueda ser tan limpio y puro como la blanca nieve. Recuerden que
estamos adorando a un Dios santo y si uno va a él en adoración genuina debe
hacerlo con un corazón limpio. Joseph LeConte dijo lo siguiente sobre la
santidad de Dios “ Esta santidad, es la intensa blancura, pureza, claridad,
brillo y esplendor infinito de su naturaleza perfecta, como una joya sin
mancha, sin defecto y sin color. Todos sus atributos son gloriosos, pero en
éste tenemos una combinación de todos en un conjunto todavía más glorioso. Es
por esta razón que va asociada con tanta frecuencia en la Escritura con la
hermosura divina.
Dios
nos guíe cada día a inclinarnos delante de su presencia y reconocer que solo
somos polvo y agua y que el es maravilloso, hermoso y magnífico. A Dios sea la
gloria.
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