Nuestra desobediencia a Dios entristece, desanima, aflige y enferma al corazón. Afecta nuestra relación con Él, echando a perder la confianza, contaminando cualquier cosa que pudiéramos hacer, rindiéndonos inefectivos en el campo de batalla, pues, ya no sentimos Su presencia con nosotros.
La mayoría cubrimos nuestros pecados ante los demás. Rápidamente cambiamos el canal de televisión, la estación radial, nuestro vocabulario y actitud al ver a otros hermanos en la fe, para volver a hacer lo mismo una vez que ya no están a la vista, ignorando por completo a Dios. Qué increíble muestra de amor. ¡Ja! Si en realidad amamos a Dios, cumpliremos Sus mandamientos en todo tiempo y todo lugar, porque solo así es que podemos tener compañerismo con Él.
Nuestra desobediencia a Dios entristece, desanima, aflige y enferma al corazón. Afecta nuestra relación con Él, echando a perder la confianza, contaminando cualquier cosa que pudiéramos hacer, rindiéndonos inefectivos en el campo de batalla, pues, ya no sentimos Su presencia con nosotros.
ResponderEliminarLa mayoría cubrimos nuestros pecados ante los demás. Rápidamente cambiamos el canal de televisión, la estación radial, nuestro vocabulario y actitud al ver a otros hermanos en la fe, para volver a hacer lo mismo una vez que ya no están a la vista, ignorando por completo a Dios. Qué increíble muestra de amor. ¡Ja! Si en realidad amamos a Dios, cumpliremos Sus mandamientos en todo tiempo y todo lugar, porque solo así es que podemos tener compañerismo con Él.