TEMA DEL MES
noviembre 11, 2018
TEMA DE LA SEMANA
Si les preguntara, “¿Cuántos sienten que
estarían dispuestos a morir por Jesús?”, no dudaría que algunos lo
estuviéramos. Pero, este mes, no estamos hablando de morir por Jesús y Su
causa, sino de presentar nuestros cuerpos en “sacrificio vivo, santo, agradable
y racional”. Lo de ser sacrificio vivo, santo, requiere entrega, disciplina,
obediencia, y mucho, mucho Dios.
Salmos 50:5 dice, “Juntadme mis santos, los que
hicieron conmigo pacto con sacrificio.”
El Salmo 50 es un salmo de instrucción. Si
leemos toda la división 50, encontraremos referencia a muchas cosas: La venida
de Cristo, el día de juicio, que la obediencia es mejor que sacrificio, que
obedecer requiere reconocer a Dios en todo, ya que, sin Su ayuda, no podemos
vencer el mal, que la hipocresía es un mal que será juzgada severamente por
Dios, y que nuestra adoración ha de ser genuina.
Hoy, nos vamos a enfocar en el versículo 5 para
deseo ver qué podemos aprender en cuanto a presentar nuestros cuerpos en
sacrificio SANTO.
(1) JÚNTENME a mis santos. La primera pregunta
que me hice al leer esto fue: ¿No puede Dios “juntar a Sus santos”? La
respuesta es: Sí. La verdad es que Él es quien nos juntará cuando llega el
momento final. Mas hemos de recordar que Dios nos ha creado para Su honra y
gloria, y que tanto Su misión, como la misión que nos ha encargado nuestro
Señor Jesucristo, es la de ir y hacer discípulos a todas las naciones, juntando
así a Sus santos.
Esta tarea requiere sacrificio de nuestra
parte. No que muramos (Jesús ya hizo eso), sino que vivamos, separados del
pecado, con el fin de dedicarnos a juntar a los Suyos. ¿Quiénes son los Suyos?
Aquellos quienes obedecen el mensaje del evangelio. Aquellos quienes,
arrepentidos de sus pecados, depositan la fe que Dios les ha dado, en la
persona de Cristo Jesús. ¿Cómo los juntamos? Aquí es donde entra lo del
discipulado. Los juntamos por medio de ayudarles caminar diariamente con Dios.
(2) Júntenme a MIS santos. Nos urge entender
que no todo miembro del CDV es uno de los santos de Dios. En nuestro medio hay
de todo. De lo único que estoy seguro, es que Dios conoce a los Suyos. Algunos
luchamos por ser fieles en asistir a los Centros De Acción, discipular y hacer
el Cuaderno Espiritual. Luchamos para servir de ánimo a los demás, pero, cada
día se nos hace más difícil al quitar nuestro enfoque de Jesús para ver las
olas de la tormenta. Otros, el enemigo nos tiene completamente detenidos en el
asunto de juntar a Sus santos. Sabemos que debemos estar haciendo las cosas que
hacemos en el CDV, ya que el Espíritu Santo nos motiva, pero, allí estamos.
Detenidos sin hacer nada. A algunos, ya el Espíritu Santo ni intenta
conmovernos. Y aquí estamos, haciendo lo menos posible, esperando que el Señor
venga por nosotros. Luego, hay otros que están aquí que ni siquiera son de
Dios. Muchos de ellos, ponen en vergüenza a algunos miembros, ya que, no
conociendo a Dios, hacen más que (en sentido de obras) que los que sí le
conocemos. En Lucas 7, Jesús dice que estos dirán, “Pero, Señor, sacamos
demonios en tu nombre y sanamos en tu nombre”, más Él les dirá, “Apártense de
mi hacedores de maldad. Nunca los conocí.” Dios conoce a los Suyos. Ténganlo
por seguro.
(3) Júntenme a mis SANTOS. Tú y yo tenemos el
gran privilegio de ser llamados “santos”, pero no por nada que nosotros hayamos
hecho, sino por el pacto con sacrificio que hicimos con Dios. Los santos de
Dios no servimos a Dios parar algún día llegar a ser santos. Le servimos porque
ya lo somos. Una de las razones que me presentan mis amigos incrédulos por las
cuales no aceptan a Jesús, es porque saben que no van a poder vivir en
santidad. No han comprendido que, sin Jesús, nadie puede hacerlo. ¡Nadie!
Cuando aceptamos a Jesús, algo maravilloso sucede en nosotros. Algo que solo
Dios puede hacer. Al depositar nuestra fe en Jesús, el Espíritu de Dios, entra
a nuestro espíritu humano, y lo hace nacer de nuevo. Y es ese nacimiento
espiritual, que nos permite ser santos. Es ese nacimiento espiritual, el cual
nos permite presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo.
Hermano, si estás pensando que está difícil,
por eso es que se llama sacrificio. Entre más difícil, mayor el sacrificio. Yo
considero un tremendo privilegio el hecho que Dios me haya dado la oportunidad
de expresarle mi gratitud y amor, concediéndome la oportunidad de presentarle
mi cuerpo en sacrificio vivo y santo. De lo contrario, no podría darle
absolutamente nada.
Amigo, ¿qué harás con la vida que Dios te ha
dado hoy? En Mateo 10:39 Jesús dice algo interesante. Dice, “El que halla su
vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”. O
puedes dedicarte a las cosas de este mundo para perder tu vida, o puedes
entregarte a Jesús para encontrarla. La decisión es tuya.
noviembre 05, 2018
CUADERNO ESPIRITUAL - 1 Pedro 2:5
“vosotros también, como piedras
vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”
El Apóstol Pedro compara a la iglesia a una
casa espiritual. Esta casa tiene como base y fundamento a Cristo, quien es la
roca o piedra viva sobre la cual es edificada la iglesia. En tiempos antiguos
cuando se construía un edificio de piedra se ponía en el fundamento una piedra
especial, fuerte, que servía de apoyo inicial, formándose ángulos con las otras
que se iban agregando, esta piedra representa a Cristo, sobre la cual descansa
el pueblo de Dios.
Es irónico hablar de piedra viva, ya que
normalmente una piedra carece de vida, sin embargo, esta piedra que representa
a Cristo, venció la muerte y hoy está vivo. Sobre esta piedra preciosa son
edificadas las piedras vivas, que representan a los creyentes, que hermosa
ilustración de nuestra relación con Cristo, en él tenemos vida y vida en
abundancia. Cada vez que un cristiano muere en este mundo su cuerpo es dejado
en el cementerio, sin embargo, su espíritu está más vivo que nunca.
Ahora los creyentes no solamente somos piedras
vivas sino también sacerdotes santos, muchos que venimos de un trasfondo
católico pensamos que esta posición solo le corresponde a algunos líderes
principales en una religión, sin embargo esto es contrario a lo que la biblia
enseña en el nuevo testamento, todo creyente es un sacerdote, y todo sacerdote
es un creyente.
¿Qué caracterizaba a un sacerdote? El Pastor
John Macarthur señala algunas características “el sacerdotes son elegidos por
Dios, son limpios de todo pecado, son ungidos para servir a Dios, son
preparados para el servicio, son ordenados para una vida de obediencia, deben
de andar con Dios y honrar su palabra, deben influenciar a los pecadores y
comunicar el mensaje de Dios al pueblo.” estas características tenía un
sacerdote en el antiguo testamento, estas características deberíamos de tener
cada uno de nosotros en nuestro diario vivir.
¿Cuál era la función principal que tenía un
sacerdote en el antiguo testamento? Era el de ofrecer sacrificios de animales a
Dios. en ese tiempo habían 4 tipos de sacrificio, dos eran para reconciliar al
Pueblo con Dios por causa de su pecado y dos eran sacrificios de acción de
gracias.
¿Qué tipo de sacrificios deberíamos de realizar
hoy en día? Sacrificios de alabanza y acción de gracias ¿Por qué es que ya no
ofrecemos sacrificios de animales? Ya no lo hacemos ya que ya no son
necesarias. Cuando Juan el Bautista vio de lejos a Jesús dijo lo siguiente “he
aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Cristo entrego su vida y
fue el sacrificio perfecto por los pecados del mundo.
Ahora el único sacrificio que tenemos que
ofrecer es nuestra propia vida como una ofrenda agradable a Dios, ya no es
necesario que coloquemos un cordero en el altar, ahora somos nosotros quienes
debemos ocupar ese lugar. Dios desea un sacrificio vivo, una ofrenda de amor a
él, una consagración total de parte de nosotros, sacrificios espirituales que
sean agradables a él.
¿Qué incluyen estos sacrificios? Nuestra
alabanza y adoración, nuestro testimonio, nuestra energía corporal, nuestros
recursos, nuestra obediencia, nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestra
familia, todo debe ser rendido a sus pies. Debemos de consagrarnos totalmente a
nuestro Dios.
noviembre 04, 2018
noviembre 02, 2018
CE - Hechos 13:47
“Porque así nos ha mandado el
Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra.”
Pablo y
Bernabé siendo llamados por el Señor iniciaron su primer viaje misionero,
llegando primero a Chipre y luego a Antioquía de Pisidia, en este lugar
compartieron el evangelio de nuestro Señor Jesucristo tanto a Judíos como a
gentiles, sin embargo estos primeros en vez de abrazar el mensaje del
evangelio, lo rechazaron, entonces Pablo les dice lo siguiente “a vosotros los
Judíos era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios, más puesto
que la desecháis… he aquí os volvemos a los gentiles”.
Luego
continúa “porque así nos ha mandado el Señor” Pablo tenía un corazón sensible y
obediente a la palabra de Dios. Dios mandaba y él obedecía. ¿no es esto lo que
debemos hacer cada uno de nosotros? Cuando leemos la Biblia no estamos leyendo
una revista barata, estamos leyendo la palabra de Dios, así que nuestros oídos
debieran estar atentos a su voz, nuestra mente debiera estar despierta a sus
enseñanzas, nuestro corazón debiera estar sensible a sus mandatos y nuestro
cuerpo debiera estar listo, para poner en acción sus mandamientos.
¿Qué había
mandado Dios a Pablo? En el texto vemos 2 cosas. Primero ser luz a los gentiles
y segundo llevar la salvación a todos los habitantes de la tierra.
El Apóstol
Pablo y todo creyente tienen esta misión “ser luz”. Sin Cristo en el corazón
nosotros vivíamos en las tinieblas, ese estado de muerte espiritual, ese estado
de depravación que daba la espalda a su creador, sin embargo, cuando la luz de
Cristo llegó a nuestra vida, todo en nosotros cambió. Llegamos a ser luz en el
Señor y así como una pequeña luz puede guiarnos a casa en medio de la oscuridad
más profunda, de la misma forma el cristiano puede guiar al mundo a lo casa del
padre, a la salvación eterna de sus almas, a una nueva vida en Cristo.
En segundo
lugar Dios encomendó a Pablo y nosotros también el llevar el mensaje de
salvación al mundo entero. Debemos de procurar no solo alcanzar a nuestra
familia para Cristo, sino también a nuestra ciudad, nuestro departamento,
nuestro país y el mundo entero. Pablo cumplió esta labor con el corazón,
nosotros debemos de hacer los mismo.
Cada
cristiano es llamado a ser misionero, cada cristiano tiene el deber y el
privilegio de compartir las buenas nuevas de salvación al mundo entero. Nuestro
campo misionero es el lugar donde más pasamos tiempo, puede ser nuestra casa,
puede ser nuestro vecindario, puede ser nuestro centro de estudios, o incluso
puede ser nuestro lugar de trabajo. No esperemos a que el pastor o los líderes
de nuestra iglesia sean los únicos que realicen esta labor, cada uno es
responsable delante de Dios de cumplir fielmente la gran comisión que el Señor
Jesucristo nos ha encomendado.
¿Qué puede
motivar nuestro corazón para realizar esta tarea de la mejor manera? Algo que
motiva mi corazón cada día es simplemente mirar los ojos del crucificado y
verlo caminar a la cruz por amor a mí.
Cuando se le
pidió a un campesino contar lo que Cristo había hecho por él, él se fue al
bosque, escarbo un poco la tierra y saco un gusano. Puso al gusano al medio de
un montón de hojas secas, y con un fósforo comenzó a quemar las hojas, cuando
ya el fuego estaba a punto de quemar al gusano, él tomó al gusano en sus manos
y dijo “este es mi gusano” y lo salvo. Eso es lo que el Señor hizo por cada uno
de nosotros, cuando ya estábamos a punto de quemarnos en el fuego del infierno,
el por amor entrego su vida para salvarnos, nos libró del fuego y nos tomó
entre sus manos y en sus manos estamos seguros.
Ante
semejante amor, como no caer postrados a sus pies y decir Señor “iré a donde tú
me envíes y haré lo que tú quieres que haga”.
noviembre 01, 2018
CE - 1 Corintios 9:16
“Pues si anuncio el evangelio,
no tengo porqué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y ¡hay de mí si no
anunciare el evangelio ¡
En su camino a Damasco una luz del cielo rodeo
a Saulo de Tarso, y cayendo a tierra oyó una voz del cielo que decía: Saulo,
Saulo ¿Por qué me persigues? Y él dijo ¿Quién eres Señor? Y le dijo “Yo soy
Jesús a quien tu persigues” entonces él temblando y temeroso, dijo ¿Señor que
quieres que yo haga? y el Señor le dijo: levántate y entra a la ciudad, y se te
dirá lo que debes hacer.
En Damasco había un hombre llamado Ananías, a
quien el Señor se le apareció en visión y le encomendó a ir donde se encontraba
Saulo, entonces Ananías le cuenta al Señor la mala fama que tenía este hombre,
que era un hombre despiadado y que había hecho muchos males a los santos en
Jerusalén. Entonces Jesús le muestra a Ananías cual sería la misión que tendría
este hombre y le dice “ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar
mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes y de los hijos de Israel.”
Esta era la misión que tenía Saulo, quien más
tarde fue conocido como el Apóstol Pablo. Ante esta misión encomendada, él
entendía que no había razón alguna del porque gloriarse o sentirse orgulloso,
Pablo entendía que el evangelio en primer lugar no era suyo, no era algo que
había sido concebido en su mente, ni algo que en un momento de brillantes lo
había obtenido. Era el evangelio de Dios, él lo diseño de una forma perfecta y
extraordinaria, él desplegó su sabiduría, justicia, gracia y amor al concebirlo.
En segundo lugar, Pablo entendía que el talento
y la habilidad para comunicar el evangelio tampoco venían de él, sino que tenía
su origen en Dios. nosotros debemos pensar lo mismo, Es él quien da inspiración
al poeta, fuerza al agricultor, conocimiento al maestro, ingenio al inventor,
ternura a los de Educación especial, compasión a la enfermera, belleza al
pintor, melodías al músico, etc. Solo Dios puede hacerlo, nada es innato en uno
mismo, Él es la fuente de donde fluyen los dones y talentos en la vida del
hombre.
En el texto también observamos que la razón por
la cual el Apóstol Pablo comunicaba el evangelio hacia las demás personas era
como él lo dice “porque me es impuesta necesidad” el había recibido una tarea
que el Señor mismo le había encomendado, ¿Cómo responder ante ello? simplemente
con obediencia inmediata.
Esto realmente me llama mucho la atención ya
que Pablo veía la obediencia muy diferente a como la vemos muchos de nosotros.
Dios le encomendaba algo y el estaba resuelto a cumplirlo de forma inmediata,
con el corazón y aún a costa de su propia vida. Dios nos encomienda algo a
nosotros en su palabra y muchos de nosotros primero la estudiamos, luego la
analizamos, luego la debatimos y una vez que comprobamos que es verdad lo que
ella dice, la obedecemos a medias en el tiempo libre que tenemos, que casi siempre
es escaso.
¿ y qué pasaba si Pablo no lo hacía? Él lo
expresa con estas palabras “¡hay de mí si no anunciare el evangelio¡ Pablo
entendía con claridad que si era desobediente al mandato divino se exponía a la
ira de Dios y a sus consecuencias. ¡hay de mi¡ es una expresión de angustia y
lamento es como decir ¡pobre o miserable de mí, si hago caso omiso a sus
palabras¡
Waooo ¿realmente vemos así la desobediencia?
Muchos de nosotros preferimos pensar en dios como un anciano amoroso e
indulgente que tolera toda nuestra desobediencia. Dios no es así, él es el Rey
de Reyes y Señor de señores, y como tal merece todo de nosotros.
Un misionero dedicado es humilde, obediente y
temeroso a Dios. Pablo lo fue, nosotros también debemos de actuar de ese modo.
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